miércoles, 6 de febrero de 2008

ACANTILADO

Y aquí estoy yo, en el techo de un acantilado.

¿Lo recuerdas?

Aquí fue donde por primera vez creamos nuestro mundo.

Un beso.

Respiro, lleno mi pecho con el olor a sal. Me dejo embriagar. Empiezo a volar.

Seré el aire acompañante de las gaviotas que viajan hasta el fin del mar.

Allí donde tu decías que el baile de las olas es tu voz.

Cada una un te amo lleno de vida.

Ni tan solo abriré mis ojos, me dejaré abrazar por tu voz,

Que atraviese mis labios, mi cuello, mis pulmones.

Descansaré contigo allá donde en el amanecer sale el sol,

Y aunque el medio día esté en tierra, por la noche retorna para dormir.

Hoy seré tu sol, pero iré a dormir para nunca más levantarme.

¿Sabes?, esta noche la luna no ha salido.

En el firmamento solo hay lágrimas que no quieren caer,

Prefieren ser confidentes de mi deseo de volar,

Y hacerme de vigías para llevarme a ti.

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